“Tener voz y no ser escuchado, duele” dice Mujer dominicana en España

ESPAÑA. Bernarda Jiménez es una dominicana destacada en esta nación. Miembro de la Ejecutiva del PSOE, partido de gobierno de España, asegura que sus compatriotas son bien tratados allí y por eso no se acogen al programa de retorno voluntario vigente desde hace un tiempo.

El trasiego de gente frente a la puerta entreabierta del local conduce al interior de la Asociación Voluntariado de Madres Dominicanas. El ritmo frenético del trabajo se mezcla con llantos de bebés y sonrisas de señoras sentadas que esperan ser atendidas. A la sala de espera llega Bernarda Jiménez Clemente, una mujer de apariencia resuelta y facciones elegantes. Saluda a todos y cinco minutos más tarde entra en confianza con un café que ha servido de pretexto. “Soy de la provincia Espaillat, de Moca, así que creo que arrastro el espíritu de los hombres y las mujeres que desempeñaron un papel importante en la historia de la República Dominicana para derrocar a los dictadores Ulises Heureaux y Rafael Trujillo, y traer la democracia al país”, expresa.

Hace casi 25 años, cuando llegó a España, fundó esta asociación, pionera en materia de inmigración en el país y de la que ahora es miembro de honor. “Aprendí a hacer solidaria en casa. Mi madre trabajaba como modista y nos inculcó que la mujer debía estudiar y prepararse, incluso, más que el hombre, para que éste siempre nos respetara por el trabajo y por el dinero que ganabámos”, agregó.

En pocos meses cumplirá su tercer aniversario como parte de la Ejecutiva del PSOE, el partido de Gobierno en España. “Con la muerte de Lucrecia en 1992, el primer asesinato xenófobo de España, la clase política salió a la calle y tomó conciencia del problema del racismo que desencadenaba la ignorancia en materia de inmigración.

Yo no estaba afiliada a ningún partido, pero parece que el PSOE me estaba observando porque nosotros, en la asociación, hacíamos cosas que ellos contemplaban en su programa, así que me propusieron sumarme a ellos en el último congreso general”, dice Jiménez.

Entre el aroma del café y el murmullo de risas ajenas, cuenta la historia de amor que marcó su destino: “Cuando terminé la carrera de Medicina en la UASD, me dispuse a hacer mi especialidad en Estados Unidos. Sin embargo, sólo me ofrecían Psiquiatría y Ginecología, y yo quería especializarme en Endocrinología y Nutrición, así que regresé al país. En Santo Domingo trabajé con Cáritas Dominicana en un programa de nutrición para niños pobres del barrio de Cristo Rey.

Ahí conocí a un español que llevaba 20 años en América Latina, trabajando en temas sociales. Por eso me uní más a él, venía pateando las piedras de su propio destino, mientras yo esquivaba las mías, hasta que nos encontramos de frente. Después de cuatro años como amigos, nos casamos”.

Con su marido, siguió buscando la puerta que le mostrara el otro lado de su camino, por lo que después de hacer su especialidad en nutrición en la Cornell University y tener su primer hijo, se trasladaron a España y abrió una consulta privada. “Vine a España con la promesa de regresar a mí país y así lo hice. Volví con los tanques de guerra en la calle, con Balaguer. Después nació mi hija y de nuevo quise regresar, pero por temas políticos se complicó. Ahora estoy entre los dos países.

Por una parte, tengo una consulta médica y por otra mantengo mi compromiso político en aquello que creo. He estado con las mujeres en el artículo 30 de la Constitución y en las protestas para el 4% del PIB a la educación pública. Estoy más cómoda aquí que allá porque no soporto la injusticia social y allí, no sé si podría hacerlo. Otros más valientes se han enfrentado a las grandes tormentas. Tener voz y no ser escuchado duele mucho”.

Impávida, sin ser capaz de escapar al influjo hipnótico de la gran muralla de coraje que despliega esta mujer, dice que está encantadísima de hacer política, porque mantiene su discurso.

“En España, tenemos más del 10% de la poblacion inmigrante y tiene mucho que decir. Estoy feliz de participar en un proyecto socialista de verdad. Lo ideal es que nadie se tenga que ir de su país porque no se pueda realizar en él, pero una vez que ya están aquí hay que integrarles lo mejor posible y hay que construir leyes que garanticen sus derechos”, expresó.

Jiménez dice que desde que tuvo la conciencia suficiente para comprender y analizar el futuro del pueblo dominicano sintió la necesidad de buscar su sitio en otro lugar. “Le dije al presidente Leonel hace poco, qué hacía para que el 60% de la población se quiera marchar del país. Es muy grave”.

Desde que inició la entrevista, el juego con sus manos es permanente. Con el ritmo de su historia y al calor de sus palabras, la sesión siguió: “Los dominicanos no se acogen al retorno voluntario porque han descubierto que aquí son seres humanos y tienen derechos.

Tienen menos dinero pero más libertad. Podemos encontrar casos puntuales, pero normalmente la población española quiere igualdad para todo el mundo. Por la situación de crisis hay más paro en los nacionales pero la gente entiende que necesita de los inmigrantes.

Incluso los inmigrantes ilegales tienen derechos. Son personas que incumplen una normativa pero que no han matado a nadie, sólo intentan llegar a un lugar donde les han dicho que tienen salud universal y educación de calidad. Es como ocurre entre Haití y la República Dominicana, tu crees que si yo soy hatiano me voy a quedar impasible mientras muero de hambre…Mejor morir de pie”.

Con su amplia sonrisa, Jiménez no se resiste y se anima a si misma repitiéndose que es el momento de ser fuerte y proseguir la lucha hasta el final. “Quiero que la gente emigre de la mejor manera posible. Ahora llegan muchos profesionales: medicos, enfermeras con un contrato de trabajo. El que sale de su país lleva un buen equipaje de tolerancia. Mi objetivo es trabajar por leyes de no discrimanción, de igualdad”.

Cuando el motor del trabajo aminora y su barco queda a merced de las olas, Jiménez disfruta de sus amigos, de su marido y de sus hijos.

El mayor, Pedro Luis, tiene 27 años y está terminando la carrera Física; la menor, Stephanie, tiene 24 y cuando termine Odontología quiere marcharse a Londres. Ellos crecieron en la asociación compartiendo su cama y su comida. “No los cambiaría por nada”, abregó.

Le hace falta su tierra

Las tazas de café están vacías y desfilan los recuerdos antes de la despedida. “Me hace falta el mar de Santo Domingo, la alegría de la gente y la esperanza en medio de los avatares.

La República Dominicana ha avanzado en muchas cosas pero pudimos haber aprovechado el tiempo de crecimiento mejor porque el crecimiento no se nota en las aulas ni en los desayunos escolares, ni en la luz…Se nota en los edificios altos, y en la infraestructura. Hay que hacer una política más seria”, dice la dominicana admirada en España.

www.realidadesdepedernales.com Fuente: El Caribe

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Acerca del periodista Alberto Odalis Báez

Periodista con más de 40 años en el ejercicio de sus labores para diferentes medios radial y escrito,como son: Clarín Informativo, Noticiario Cristal, Radio Reporte, de la Voz del Trópico, Radio Cadena Informativa en Radio Cristal, Noti/tiempo de Radio Cadena Comercial, Radio Antillas y Diario Noticias de Radio Barahona,también de El Nuevo Diario,Ultima Hora y otros. Actualmente Báez es corresponsal del periodico matutino Listín Diario y productor del programa de radio "Pedernales y su Desarrollo" .

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