¡Una visión ética del Estado!

7 DE MAY 2011 12:00 AM

Quién podría decir que está contento o medianamente satisfecho con todo lo que ocurre en la nación dominicana? Uno podría racionalizar afirmando que las crisis se reciclan y que todo lo que hoy sufrimos, ayer también lo soportamos.

Indudablemente, una buena tizana para calmar esta indigestión social que amenaza con despacharnos para el otro lado.

Pero, no estará ya bueno de creer en huevos de lechuza y comenzar a entender que tanto peca el que mata la vaca como el que le agarra la pata? Los ciudadanos nos hemos habituado a soportar como el buey manso y a ponerle asunto a todo lo que se nos promete sin importarnos de dónde y de quién procede semejante labia o charlatanería. La gestión pública no es un circo, una feria o coliseo. Tampoco es lugar para bufones.

El servidor público al que privilegiamos con nuestra elección es o debería ser un gobernante lleno de coraje, determinación y conducta íntegra para deliberar los asuntos públicos, tomar decisiones sabias y procurar el bien común. ¿Podría gobernar bien quien no sabe gobernarse a sí mismo?

Perfil del futuro gobernante: Otorgarle a un ciudadano el privilegio de ocupar la primera magistratura de la nación debería estar condicionado a un examen minucioso de su perfil. No sólo en cuanto a su formación académica y desempeño en administración pública, también en sus competencias que van más allá de la mera experiencia o destrezas técnicas. Me refiero a esas cualidades como el autocontrol, la prudencia, autoconciencia y la integridad. El mejor candidato tendrá que reunir capacidades que le permitan obrar con inteligencia, racionalidad y discernimiento que impidan lamentables e irreparables daños futuros al Estado y a los intereses de sus gobernados.

Imagen del futuro gobernante: Una de las grandes desgracias de la existencia humana es nuestra debilidad para construir imágenes, fantasías. Con frecuencia la realidad se vuelve tan molestosa y asfixiante que preferimos “construir” otra paralela y más confortable. Y si a esta predisposición humana se le agrega el arduo trabajo que hacen los medios electrónicos para empacar a un candidato con una carga simbólica y representativa de valores que no posee; entonces, no puede sorprendernos que sea posible agigantar la figura de un pigmeo que no sabe con qué se come eso de… ética pública.

Vocación del futuro gobernante: El ejercicio político es un camino bifurcado. Por un lado te lleva a satisfacer tus ansias de poder y notoriedad para alimentar a un insaciable ego enfermizo y por el otro, es una herramienta muy eficiente para servir a los demás, para mejorar las condiciones de vida y dejar este mundo un poquito mejor de como lo encontramos. Pero, ¿cómo logramos identificar las motivaciones ocultas del futuro gobernante? Basta con seguir sus primeros pasos. ¿Qué hacía cuando era un ser común y corriente? ¿Líder comunitario? Promotor cultural en barrios, clubes de servicio, asociaciones civiles? ¿Acostumbrado a servir? O por el contrario, ¿un habilidoso negociante o destacado alumno preocupado tan sólo por su crecimiento individual…Acostumbrado a servirse?

Estilo de vida del futuro gobernante: Una de las grandes preocupaciones de los ciudadanos tiene que ver con la confianza en la administración de los recursos del Estado. Poner toda nuestra riqueza como nación en manos sueltas, irresponsables o codiciosas se convierte en la pesadilla recurrente de cada noche cuando nos disponemos al descanso. En el ámbito público tolerar, facilitar o hacerse de la vista gorda ante actitudes antiéticas es una manera de participar y promover la corrupción. Aquí resulta útil hacerse la pregunta: ¿Este candidato, en especial, tiene como hábito de vida la austeridad, el manejo sabio de los recursos, lo aplica como persona o promueve con sus actos una sociedad basada en el despilfarro, el derroche y el lujo vergonzoso?

Ley y control del futuro gobernante: Nos hemos empeñado y con razón, en establecer todo un conjunto de normas, procedimientos, leyes y controles para beneficiar a la colectividad, pero no bien inauguramos su promulgación cuando ya surgen las fisuras en su aplicación y observancia. Aquí se reedita la preocupación griega de si el gobierno de los hombres es mejor que el gobierno de las leyes.

¿Quiénes son esos hombres y mujeres que hacen las leyes y crean las instituciones? ¿Son confiables? ¿Fundamentan su acción pública en principios y valores éticos sólidos y sostenibles? ¿Son personas buenas, incapaces de una conducta irresponsable y dañina? o por el contrario, ¿arman y controlan el andamiaje legal para facilitar el saqueo organizado y el bandolerismo inmune? Un gobernante sólo de ley y control no parece garantizar la acción éticamente correcta.

Visión del futuro gobernante: Aunque son muchos los que creen que República Dominicana sigue siendo la misma y que puede permitirse un liderazgo de corte tradicional, tan sólo amparado en determinadas características personales: orador diestro, personalidad campechana o poder económico. Lo cierto es que nos encontramos en una multiplicidad de escenarios que obliga a los ciudadanos a replantearse las opciones.

Nuestra sociedad está sedienta de cambios profundos, requiere un espíritu de renovación y búsqueda de nuevas formas políticas, sociales, culturales y económicas.

El siglo XXI demanda líderes políticos que sintonicen con el desarrollo de sus instituciones y los referentes éticos que permitan avanzar hacia un futuro diferente, contar con un liderazgo capaz de renovar los conceptos aplicándolos a las nuevas realidades. El futuro gobernante tendrá que encarnar valores concretos, distanciándose del habitual ilusionismo para movilizar a la población y así enfrentar con sentido de dirección la actual situación de crisis social y económica que padecemos todos.

Sin una visión ética desde la dirección del Estado, los intereses de la sociedad civil no podrán ser canalizados adecuadamente y el desarrollo económico seguirá en una especie de limbo, mientras los piratas y corsarios de la administración pública, no sometidos a la jurisdicción de un Estado responsable, continuarán saqueando las arcas públicas con su insaciable afán de lucro.
El autor es psicólogo clínico/juanlamur100@gmail.com

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¿Un servidor público puede desempeñar su puesto con honestidad y en su vida privada tener un comportamiento corrupto?
Eso no es posible. Tarde o temprano la gestión sera invadida por su naturaleza mañosa. La ética pública es inherente a la ética privada. Cuando regimos nuestra vida de manera equivocada, no puede esperarse un desempeño ético. Usted no puede convivir con Dios y con el Diablo.

En varias oportunidades el candidato presidencial del PRD, Hipólito Mejía ha manifestado que el 99% de los políticos dominicanos son corruptos. Entonces, ¿qué podemos esperar los ciudadanos?

Yo diría …qué debemos hacer los ciudadanos. Las generalizaciones no son buenas ni objetivas, en el caso de conductas corruptas siempre existirán fuerzas sociales dispuestas a enfrentarlas. No todos los políticos han solicitado su patente de corso.

Si detener los actos de corrupción es tan importante para enfrentar la pobreza y estimular el desarrollo económico, ¿por qué los diferentes partidos políticos, muy raramente, la incluyen como una política de Estado?

Esa es una buena señal para identificar un liderazgo responsable y decidido a construir una sociedad más transparente. Lo que ocurre es que el tema de la corrupción enfrenta al político deshonesto con su propia miseria. Cómo puede reclamar orden para un país si en su propia casa es él quien origina el caos.

¿Quiere decir, que si los dominicanos logramos elegir a un candidato con voluntad política para enfrentar la corrupción, esto será suficiente para erradicarla?

No existe un lugar en la tierra inmune a las conductas deshonestas y viciadas. En consecuencia, es un trabajo de todos…Si usted y yo comenzamos a poner en práctica la honestidad en todos nuestros actos y se nos une la voluntad política de un gobernante sin cola que pisarle; entonces, sí podemos darle un duro golpe a la inmoralidad pública.

Recordatorio

Pensando en ética estatal y ejercicio político…Sólo se me ocurre un modesto nombre: Francisco Domínguez Brito

Confucio
“Cuando los gobernantes nada más buscan el incremento de su fortuna personal, se verán acompañados de gentes perversas, las cuales se disfrazarán de ministros justos, y el reino estará dirigido por hombres depravados”.

Cicerón
“No hay vicio más repugnante que la avaricia, sobre todo en la gente principal y en los que gobiernan la República. Desempeñar un cargo público para enriquecerse no es solamente vergonzoso, sino también impío contra la patria”.

Bosch
“Los pueblos dignos, como los hombres con estatura moral, buscan dar, no recibir; buscan ayudar, no pedir ayuda”. “A la patria no se le usa, se le sirve”.

Schönbohm
“El combate contra la corrupción en la gestión de la cosa pública requerirá de gestos enérgicos y sinceros; no retóricos, sino acciones contundentes, directas y claras”.

www.realidadesdepedernales.com Fuente:El Caribe
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Acerca del periodista Alberto Odalis Báez

Periodista con más de 40 años en el ejercicio de sus labores para diferentes medios radial y escrito,como son: Clarín Informativo, Noticiario Cristal, Radio Reporte, de la Voz del Trópico, Radio Cadena Informativa en Radio Cristal, Noti/tiempo de Radio Cadena Comercial, Radio Antillas y Diario Noticias de Radio Barahona,también de El Nuevo Diario,Ultima Hora y otros. Actualmente Báez es corresponsal del periodico matutino Listín Diario y productor del programa de radio "Pedernales y su Desarrollo" .

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