POR ODALÍS BÁEZ y RAFAEL FRANCO---
LA HUMILDADSegún el diccionario de la Real Academia de la Lengua, el término “humildad” que en teoría a muchos les queda muy grande, es más bien según su significado “La virtud de reconocer los fallos y los defectos propios.
En cualquier carrera profesional la humildad debe ir de las manos de las personas, porque en ella está la verdadera misión del servicio a los demás.
Ser humilde, como algunos le han dado significado de pequeñez, no es más que una forma exquisita de manifestación de grandeza que nos hará digno de respeto de todas las personas de valor o no.
El humilde cuando falla no vacila en pedir perdón. Benjamín Franklin dijo en una ocasión “al injuriar a tu enemigo, te pones por debajo de él, si te vengas, eres igual a él, si olvidas, te colocas por encima de él”, basándonos en el mandato de las sagradas escrituras, en ese mismo orden el apóstol Pablo dijo: No seas vencido de lo malo, más vence con el bien el mal (Romano 12:20,21.
Ser humilde es una virtud, que si bien no nace y crece con una persona, es necesario ponerla en práctica, alguién dijo: “Que una onza de vanidad puede deteriorar un quintal de mérito” lo que posteriormente podría traernos una parte de rechazo y hasta dejar de seguirnos en nuestros medios de servicios hacia los demás. El engreído vivirá siempre con el alma poblada de humos, él a su vez tampoco soportará a quienes no caben en el mundo ficticio que le crea su vanidad.
Si caminas por los rieles de la “humildad” recuerda, que debemos encausar siempre la vida y las carreras por caminos que produzcan verdadera satisfacción. Un proverbio oriental dice “Los hombres tienen una ventaja sobre los animales, “la palabra”. Si las palabras no son discretas, entonces es preferible el animal... al hombre.
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