Ginebra.- La economía mundial está al borde de una nueva recesión, algo que seguramente sucederá a no ser que los gobernantes logren frenar el aumento desbordado del desempleo, y eviten la escalada de los riesgos generados por la crisis de la deuda soberana y la fragilidad del sector financiero.
Así lo indica hoy el informe "Situación y Perspectivas de la Economía Mundial", elaborado por la Conferencia de Naciones Unidas para la Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), que advierte que "una nueva recesión global es una posibilidad nada desdeñable".
"La economía mundial está tambaleándose y al borde de una nueva recesión. Se espera un crecimiento anémico durante el 2012 y 2013. Los problemas que asuelan la economía mundial son múltiples e interconectados. Los mayores desafíos son luchar contra la crisis de los empleos y el declive de las perspectivas de crecimiento, especialmente en el mundo desarrollado", reza el informe.
El texto define al desempleo como "el talón de aquiles" de la recuperación económica en la mayoría de los países desarrollados, y afirma que el "déficit global de 64 millones de empleos debe ser eliminado".
"Sin embargo, con la proyección de la recesión, el déficit de empleos en el mundo se elevaría a 71 millones, 17 millones de los cuales en los países ricos".
De hecho, el texto indica que si la situación no mejora, los porcentajes de desempleo no volverán a la situación pre-crisis hasta "bastante más allá de 2015".
El desempleo joven es uno de los principales problemas a afrontar, dado que alcanzó el 18 por ciento en el 2011, "con situaciones especialmente sorprendentes: En España el 40 por ciento de los jóvenes no tiene un trabajo".
Asimismo, la UNCTAD revela que si la recesión ocurriese, el Producto Interior Bruto (PIB) mundial alcanzaría el 0,5 por ciento en 2012, un cifra que se elevaría a 2,6 por ciento en el caso de que "la crisis de la deuda soberana se contuviera a una o algunas pocas pequeñas economías".
Los autores del informe consideran "bastante posible" que las recientes medidas tomadas por los gobiernos europeos para contener la crisis creada por la deuda soberana "no sean suficientemente e
fectivas".
"El contagio de la deuda soberana podría aplastar el crédito en el mundo, y crear un 'crash' en los mercados financieros, en un escenario con reminiscencias de lo ocurrido en septiembre del 2008 con el colapso de Lehman Brothers Holding".
El texto considera que nuevas medidas de austeridad fiscal en Estados Unidos lo llevaría a una recesión, por lo que se sugiere a "la Reserva Federal que responda adoptando medidas monetarias más agresivas".
Con respecto a los riesgos globales si las economías de Estados Unidos o la Unión Europea entrasen en recesión, el informe es translúcido: "Una recesión en Europa o en Estados Unidos puede no ser suficiente para inducir una recesión global, pero el colapso de ambas economías seguramente sí que lo haría".
Ante esta situación, el informe considera que, a corto plazo, se necesita más estímulo fiscal, coordinado internacionalmente, para lograr crear empleos.
"Los países desarrollados deberían ser muy cautos en no embarcarse prematuramente en políticas de austeridad fiscal, dado el todavía frágil estado de la recuperación y los elevados niveles de desempleo".
Mientras, la principal preocupación de los países en desarrollo tendrá que ser evitar que el aumento de los ya volátiles precios de las materias primas y la inestabilidad de los tipos de cambio no socaven su crecimiento. EFE
Así lo indica hoy el informe "Situación y Perspectivas de la Economía Mundial", elaborado por la Conferencia de Naciones Unidas para la Comercio y el Desarrollo (UNCTAD), que advierte que "una nueva recesión global es una posibilidad nada desdeñable".
"La economía mundial está tambaleándose y al borde de una nueva recesión. Se espera un crecimiento anémico durante el 2012 y 2013. Los problemas que asuelan la economía mundial son múltiples e interconectados. Los mayores desafíos son luchar contra la crisis de los empleos y el declive de las perspectivas de crecimiento, especialmente en el mundo desarrollado", reza el informe.
El texto define al desempleo como "el talón de aquiles" de la recuperación económica en la mayoría de los países desarrollados, y afirma que el "déficit global de 64 millones de empleos debe ser eliminado".
"Sin embargo, con la proyección de la recesión, el déficit de empleos en el mundo se elevaría a 71 millones, 17 millones de los cuales en los países ricos".
De hecho, el texto indica que si la situación no mejora, los porcentajes de desempleo no volverán a la situación pre-crisis hasta "bastante más allá de 2015".
El desempleo joven es uno de los principales problemas a afrontar, dado que alcanzó el 18 por ciento en el 2011, "con situaciones especialmente sorprendentes: En España el 40 por ciento de los jóvenes no tiene un trabajo".
Asimismo, la UNCTAD revela que si la recesión ocurriese, el Producto Interior Bruto (PIB) mundial alcanzaría el 0,5 por ciento en 2012, un cifra que se elevaría a 2,6 por ciento en el caso de que "la crisis de la deuda soberana se contuviera a una o algunas pocas pequeñas economías".
Los autores del informe consideran "bastante posible" que las recientes medidas tomadas por los gobiernos europeos para contener la crisis creada por la deuda soberana "no sean suficientemente e
fectivas".
"El contagio de la deuda soberana podría aplastar el crédito en el mundo, y crear un 'crash' en los mercados financieros, en un escenario con reminiscencias de lo ocurrido en septiembre del 2008 con el colapso de Lehman Brothers Holding".
El texto considera que nuevas medidas de austeridad fiscal en Estados Unidos lo llevaría a una recesión, por lo que se sugiere a "la Reserva Federal que responda adoptando medidas monetarias más agresivas".
Con respecto a los riesgos globales si las economías de Estados Unidos o la Unión Europea entrasen en recesión, el informe es translúcido: "Una recesión en Europa o en Estados Unidos puede no ser suficiente para inducir una recesión global, pero el colapso de ambas economías seguramente sí que lo haría".
Ante esta situación, el informe considera que, a corto plazo, se necesita más estímulo fiscal, coordinado internacionalmente, para lograr crear empleos.
"Los países desarrollados deberían ser muy cautos en no embarcarse prematuramente en políticas de austeridad fiscal, dado el todavía frágil estado de la recuperación y los elevados niveles de desempleo".
Mientras, la principal preocupación de los países en desarrollo tendrá que ser evitar que el aumento de los ya volátiles precios de las materias primas y la inestabilidad de los tipos de cambio no socaven su crecimiento. EFE
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