Periodista Cándida Figuereo
Cada ser humano guarda intrínsecamente
aspiraciones que desea se conviertan en
realidad, lo que puede estar al alcance de sus manos o a años luz en función de su saber.
Ninguna persona es tan incapaz que no pueda salir
adelante en propósitos de su interés si
se esfuerza en lograrlo. Esto no quiere decir que sea fácil, no. En la vida
nada es fácil, todo es fruto de la voluntad.
Abundan quienes tienen sabiduría natural sin tener
formación escolar. Si lo primero se complementa con lo segundo se estaría mas
cerca de tantas cosas hermosas que se pueden descubrir al enterrar el
analfabetismo. Tal es el caso de los derechos y deberes que confiere la Constitución. Esto equivale en
gran medida a quitar la venda de los ojos.
Esa venda es un obstáculo a la comprensión de diversas
situaciones que serían menos retorcidas con la amplitud del conocimiento y
redundaría en mayor plenitud de vida, al tiempo de formularse interrogantes que
no siempre tienen la debida contestación o explicación.
La educación no es una dádiva, es un derecho. En
el caso nuestro es una deuda añosa pese a que es la mejor inversión para
cualquier país, salvo donde se deseen tarados irreflexivos.
Toca a cada familia la responsabilidad de que sus
miembros reciban educación integral, de lo que es garante el Estado. ¿Quién dice
eso? La Constitución dominicana en el Artículo 63.
La una oportunidad
que en estos momentos alcanza mayor esplendor por el interés gubernamental de
barrer el analfabetismo, amén de que se puede aprender a cualquier edad.
A la vez es
loable el deseo de las personas por
alfabetizarse, a fin de despejar la nube que les impide formarse criterios más amplios sobre situaciones
diversas a nivel local e internacional.
Al conocer sus derechos y deberes las personas tienes
más facilidad de evitar ser arrinconadas en distintos ámbitos, máxime donde se
supone que prevalece el criterio de JUSTICIA
y DEMOCRACIA. El conocimiento evita que le engañen con más facilidad porque
usted tiene la virtud de pensar por usted mismo
ante un hecho o situación.
La educación es el proyecto más valioso y de mayor
repercusión para una país, a los fines
de que la gente se desenvuelva en todos lo tramos de la vida.
El interés que prevalece en estos momentos por resarcir esa deuda de larga data con la
educación es motivo suficiente para que nadie se quede atrás, ya que busca
poner fin a que otros piensen por ti y anima a que tomes tus propias
decisiones.
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