"Ser justo lo Primero, si quieren ser felices"---Estas expresiones
dejadas mientras estuvo en vida, uno de nuestros patricios, hoy se siguen
recordando, pero en la sociedad en que nos envolvemos, muchos no reconocemos esas
frases de un hombre conocedor de la realidad de la vida.
Si en verdad
generalmente pusiéramos en prácticas esas palabras que deben marcar en nosotros
un sendero, para que tarde o temprano no caigamos en lo que no queremos, sabiendo que
el mal que uno no quiere, no debemos desearlos para otros y, más cuando se trata de la ética y la moral que conocemos de los que nos rodean.
En la sociedad en que
compartimos y vivimos, existen personas que su norte es hacer daños y provocar
que otras personas pasen por momentos de dificultades, con la intención de
dañar reputaciones y hasta hacer perder
un puesto público, entendiendo que más valen los intereses que la imagen de esa
persona.
Recientemente a uno de
nuestros colegas le ocurrió, lo nunca visto en esta población del sur, en su scooter (passola), alguien tuvo la “cachaza” de colocar un pequeño paquete de estupefaciente, con la intención
de dañar su imagen como periodista y, más aún, su personalidad en el puesto
público que sustenta y representa desde hace
poco.
Ante esta malsana
intención, la que muchos pusimos en dudas, sabiendo de quién se trata y, más
aún del trabajo que desempeña, nos solidarizamos para presentar públicamente nuestra
voz de alerta ante las autoridades y la sociedad, para que este tipo de cosas no se repitan y
que los que practican esa aberrante y repudiada acción, sepan que tendrán que vérselas
con la honestidad de lo que realizamos un periodismo serio, comprometido con la verdad y la
sociedad.
Revisemos y evaluemos a
quién o quiénes debemos hacerles una maldad, queriendo ponerle lo que no
consume, ni práctica, ni hace, pero que en definitiva la sociedad los conoce y sabe que no
es a quien le corresponde un daño pre-elaborado y mal intencionado.
Aunque la justicia se
rige por el código procesal penal, debe aplicarse la ley apegada a una justa
dimensión de la ética y la moral de las personas, que solo trabajan en
dirección de la orientación de las familias y apegados a los principios que hoy
demanda nuestra sociedad, que clama por justicia, frente al abuso y la cobardía de personas apasionadas por el resentimiento en medio de un corazón amargado.
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