La televisión romana describió el encuentro entre el Papa Francisco y el
Presidente Danilo Medina como una reunión en la que la cordialidad y el buen
humor predominaron desde el principio hasta el fin.
En muchos de los cortos de imágenes trasmitidas al público, el Pontífice y
Medina sonríen de buena gana y al final el Papa le pide “rece por mi” mientras
el mandatario dominicano le responde positivamente y le desea mucha salud.
Hubo gran empatía entre ambos, como si se conocieran de antaño. El Papa le
trasmitió a Medina sus ideas sobre la política y la sociedad y se sintió
contento con las iniciativas que en la esfera social está tomando su
gobierno.
Ambos abordaron el delicado tema de la migración haitiana hacia el país y las
leyes y normas que se están aplicando para regularizar el estatus de los
extranjeros indocumentados en suelo dominicano.
La audiencia privada duró 29 minutos y, al finalizar, el Presidente le
obsequió un rosario de ámbar y un fino estuche de coco, y el Pontífice lo
reciprocó con la medalla de la basílica de San Pedro hecha por Bernini, un
folleto sobre la reunión de los obispos latinoamericanos en Aparecida, Brasil, y
el texto de su primera encíclica.
Del encuentro salió un compromiso de la iglesia para ayudar en los programas
de salud y educación en el país y una reiterada voluntad de las partes de
estrechar las relaciones mutuas en todos los planos.
Esta atmósfera de cordialidad ha sellado una importante amistad entre ambos
líderes y ahora los dominicanos aguardan que en un futuro el Papa pueda cumplir
sus deseos de visitar la República Dominicana, cuna de la cristiandad en el
Nuevo Mundo.
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