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Asegurar la calidad del desayuno y el almuerzo escolar debe ser tarea de alta prioridad para el Ministerio de Educación, para evitar que se repitan los lamentables casos de intoxicaciones de estudiantes, como el que acaba de producirse en Mao.
Se requiere de mayores y mejores controles con esos alimentos, ya que en el último semestre se han registrado casos de afectación masiva en distintas partes del país, lo que indica que el problema puede provenir mayormente de los suplidores.
De hecho, en septiembre se anunció la suspensión de los servicios de cinco empresas suplidoras, luego que se registrara en una escuela de Cotuí la intoxicación de varios escolares que ingirieron carne molida en el almuerzo de la tanda extendida.
Este año, por ejemplo, se han presentado los mismos problemas en Santiago, donde 32 niños de la escuela Nuestra Señora del Carmen se intoxicaron, mientras que 52 alumnos de los centros Anacaona y Profesor Ramiro Coronado Ventura, de Puerto Plata, corrieron la misma suerte con un almuerzo dañado.
La secuencia de estos casos se basta a sí misma para encender las alarmas de los responsables, en el Ministerio de Educación, de que se le ponga más atención a este programa y se revisen los protocolos de control de calidad que se aplican a los suplidores o a los que manejan los alimentos en las escuelas.
Es menester una supervisión más estricta no solamente in situ, es decir, en las mismas escuelas, sino en las fuentes de origen, las empresas que suplen productos que necesitan refrigeración o las que procesan los alimentos, industrializados o no, que son destinados a los estudiantes.
Pero algo debe de hacerse para que no vuelvan a repetirse estos casos, que desacreditan la calidad de un programa tan vital y necesario, prenda de orgullo para un gobierno que ha hecho y hace mucho por la educación dominicana.
www.realidadesdepedernales.com
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