Por Tony Pina.-
Desde que Neiba se convirtió en el primer escenario de la defensa de la dominicanidad amenazada por Haití tras la proclamación de la Independencia, con la primera batalla de El Rodeo que templó la heroicidad de Fernando Taveras, siempre ha habido guardias por todas partes en aquella demarcación cercana a la frontera, y, sin embargo, todo ese esfuerzo en armas y militares, a través del tiempo, ha degenerado en una secuela de abusos, crímenes, y ahora, con el correr de los años, en una afrenta constante contra la Patria.
Digo, escribo y repito esto sin importar que la jerarquía militar me saque la lengua, pero lo digo y siempre lo repito, aunque mis palabras se las lleve el viento: Neiba ha devenido en una barbarie, en una ignominia, en una aberración militar.
Desde los tiempos de Ulises Hereaux (Lilís) y luego desde los tiempos del no menos inefable otro tirano, Trujillo, son la máxima expresión de la inequidad. ¡Ni para botar basura sirven! Los militares en Neiba se han convertido en la personificación de todo lo contrario a lo que significa la salvaguarda de la dominicanidad.
Todo el Bahoruco, preñado de tantos guardias (hay guardias en Jimaní, hay guardias en Neiba, hay guardias en Duvergé, hay guardias hasta en la sopa en toda la geografía del Bahoruco) y, a pesar de tantos guardias, toda la zona está llena de todo tipo de tráfico de contrabandos: contrabandos de armas, contrabando de drogas, contrabando de 'clerén', contrabando de 'triculí' y ahora, más recientemente en el tiempo, contrabando de madera.
Los contrabandistas de madera les pasan los camiones en las narices de los militares, frente a la misma fortaleza Cambronal, a la salida de la distante ciudad, y, sin embargo, los militares no se dan por aludidos. ¡Y dejan pasar la madera!
En la madrugada de este martes, cuando todo el pueblo dormía, un poco antes de las tres de la madrugada, los contrabandistas de madera volvieron a pasar por las mismas narices de la fortaleza, por las narices de los puestos de control diseminados hasta el Km. 15 de Azua, tres camiones repletos de Guaconejo, una especie en extinción debido a la imparable deforestación, ¡y los militares no se dieron cuenta!.
Y yo, tan lejos de Neiba, me di cuenta. Amigos que tengo allá me enviaron hasta fotografías de los tres camiones repletos de "Guaconejo", pero los militares de Neiba no se dieron cuenta...
El Guaconejo, no sólo es una madera precios y apetecida por su durabilidad en el tiempo, sino que la variedad que se da en la Sierra de Neiba es comercializada porque el aceite que se extrae sirve de materia prima por excelencia para la cotización de los mejores perfumes del mundo.
Pero, además, el guaconejo también es un excelente combustible y por igual un excelente desparasitante. De ahí el gran negocio con el guaconejo, de ahí que los militares vagos que tiene Neiba ni siquiera huelan el perfume de la madera cuando les pasa por sus narices.
Ya en Haití no queda un solo palo parado de guaconejo, y ahora, en poco tiempo, no quedará tampoco un palo del codiciado árbol en la Sierra de Neiba, la mayor zona donde se da el guaconejo.
(Tony Pina)
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