Por
CÁNDIDA FIGUEREO -
Hoy,
al igual que en tiempos precedentes, se precisa de la buena fe de cada
ciudadano para que haga aflorar la confianza perdida en momentos de
aturdimiento por el afán desmedido de abrazarse a privilegios a veces nada
santo sin importar las consecuencias.
Al
hablar de la buena fe se piensa en la honradez, una cualidad que no tiene
precio y forma parte del forraje de no pocos dominicanos que andan con la
frente en alto a contrapelo de los pocos que se mofan y le llaman “pendejos” porque no se dejan mancillar.
La buena fe tiene un valor tan intrínseco que se presume siempre, hasta
prueba en contrario.
Razones
diversas, harto conocidas, pueden
producir desvíos en quienes se abrazan a lo más fácil sin importar las
consecuencias hundiendo su estima, su propia valoración, al sumergirse en el
fango del que puede salir si se sobrepone con gallardía a todo obstáculo.
La
persona de buena fe no deja lugar a confusión. A leguas se percibe su
integridad y aunque lo tenga todo en la vida, en términos materiales, es
humilde y bondadoso. Esto no quiere decir que eche sus tenencias por la borda
regalando a quienes hacen el hábito de entregarse a lo fácil, de aplatanarse.
Solo
se tiene fe en quien se presume que se esfuerza en no fallar. Estos últimos
abundan en todo el posicionamiento escalonado de la vida, los cuales no se
marean porque estén arriba ni se denigran porque estén en el primer peldaño o
en ninguno.
En
fin, son personas auténticas por razón y convicción porque saben perfectamente
que todo pasa.
Quien
infunde temor, hace y deshace sin importar las consecuencias que provoca a su
paso, tiene tiempo para meditar. Debe comenzar con la lección de vida que
comienza honrando a tu padre y a tu madre.
Además debe tener presente el no matarás, no
robarás y no codiciarás los bienes ajenos. Si deseas bienestar lo puedes lograr
honradamente, sin dañar ni codiciar.
Ya es hora de remozar el espíritu asumiendo la
positividad, esforzándose por lo que se desea, sin dejar de lado que la buena
fe te convierte en un modelo a seguir y confiar en un mundo del que se parte
muy de prisa con las manos vacías.
www.realidadesdepedernales.com 15-10-2015
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