Por Rubén Moreta
Desde hace más de un siglo, en el Distrito
Municipal de La Jagua, jurisdicción de San Juan de la Maguana se ha arraigado
un culto mariano con fisonomía y características particulares.
En esta comunidad intramontana seguidores de la Virgen de la Altagracia, protectora
espiritual del pueblo dominicano, se
congregan por millares, especialmente en
el mes de enero, a rendir veneración a
una imagen de la advocación mariana encontrada al pie de un árbol de naranja en
dicha comunidad.
Una ermita fue levantada en esa apartada comunidad,
de 595 habitantes, situada a 27 kilómetros de la ciudad de San Juan de la
Maguana, para atesorar e idolatrar la imagen altagraciana y recibir a los devotos que le profesan su fe
con entusiasmo.
Esta celebración mariana posee un gran simbolismo. Está revestida de elementos sincréticos que
incluyen un novenario, toque de palos o atabales, entonación de salves,
procesiones y bailes seculares en la comunidad.
Una hermandad se encarga de la organización de las
actividades en la ermita.
Esporádicamente asiste un sacerdote a oficiar una misa.
A pesar de la fuerza de este movimiento mariano, la
diócesis católica de San Juan lo desdeña.
Igual marginación por parte del catolicismo institucional sufre el culto
del “espíritu santo” de la comunidad El Batey.
En la Jagua y El Batey encontramos dos santuarios
importantes de religiosidad popular, figurativos de la fe cristiana, mezclada
con elementos africanos e indígenas.
El municipio de Juan de Herrera, el benjamín de la
provincia de San Juan, también tiene a la Virgen de la Altagracia como su santa
patrona, realizando cada año diversas actividades culturales, deportivas,
religiosas y artísticas en honor a esta advocación.
El autor es Profesor UASD.
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Por Rubén Moreta-
La obra pedagógica más fecunda y de mayor calado
desarrollada en la República Dominicana es hechura de Eugenio María de
Hostos. Su acción pedagógica está
escrita con tinta indeleble en los anales de la historia social, la pedagogía,
la moral, el periodismo, el derecho y la
sociología.
Hostos nació en Mayagüez, Puerto Rico, el 11 de enero del 1839. Hijo de María Hilaria de Bonilla y Cintrón y
Eugenio de Hostos y Rodríguez.
Desarrolló su educación primaria en el Liceo de San Juan, a partir del 1847.
El peregrinar de Hostos se inició en el 1855 cuando
sale a Bilbao a terminar los estudios secundarios. En el 1858 ingresó a las Facultades de
Derecho y Filosofía y Letras de la Universidad Central de Madrid. En el viejo continente, además de desarrollar
sus estudios universitarios, impulsó una vigorosa campaña por la libertad e independencia de Puerto Rico y Cuba,
ultimas colonias de España en el caribe.
Hostos permaneció en España, con intermitentes
retornos a Puerto Rico, hasta el 1869.
Este año visita Nueva York, donde sostiene su primer encuentro con el
prócer Ramón Emeterio Betances, con quien luego se encuentra en nuestro
país.
En el año 1870,
el Maestro de América viajó por Colombia, Panamá y Perú. Se radicó en Perú en el 1871, y allí fundó el
periódico La Patria y creó la Sociedad de Auxilios para Cuba y la de Amantes
del Saber. En diciembre de ese año viajo
a Chile, donde se instaló hasta el 1873, prosiguiendo su campaña por la
libertad de Puerto Rico y Cuba. Su
peregrinar siguió por Argentina, Brasil, Nueva York, Boston y Saint Thomas.
El iluminado Maestro estuvo
radicado en cuatro ocasiones en la República Dominicana. El 30 de mayo del 1875, el maestro Eugenio María de Hostos realiza su primera
visita a nuestro país. Llegó en el vapor
norteamericano Tybee, que había abordado en Nueva York. Se instaló en Puerto
Plata, donde forjó una sólida amistad con el prócer Restaurador de la República, General Gregorio Luperón, con Segundo Imbert, Federico Henríquez y
Carvajal y otras figuras prominentes de la vida política. En su primera estada en suelo quisqueyano
fundó los periódicos Las Tres Antillas, Los Antillanos y colaboró en el
periódico Las Dos Antillas.
En 1876 Hostos fundó la Sociedad La Educadora y parte
de nuestro país con destino a Venezuela, donde inicia su obra educativa.
En el 1878 regresó a República Dominicana, por un breve período. Volvió al país al año siguiente, en 1879,
permaneciendo esta vez nueve años seguidos -hasta el 1888-, dejando su impronta en el desarrollo y sistematización de la
educación racional.
En el 1880 Hostos funda y dirige la primera Escuela
Normal del país y dicta cátedras de Derecho y Economía Política en el Instituto
Profesional, hoy Universidad Autónoma de Santo Domingo. En el 1881 el Conspicuo Maestro fundó la
Escuela Normal de Santiago de los Caballeros.
La primera graduación de Maestros Normalistas se hizo
en 1884 y la segunda promoción en el 1886.
Salieron de sus aulas figuras como don Félix Evaristo Mejía, Francisco J
Peinado, Arturo Grullón, Federico Velásquez, entre otros notabilísimos
educadores, quienes realizaron a posteriori una fecunda labor instruccional.
En el 1888 fundó la Escuela Nocturna para la clase
obrera en Santo Domingo. Ese mismo año,
empujado por la sinrazón del régimen despótico de Ulises Heureaux, otra vez su
peregrinar va a continuar a Sudamérica,
especialmente en Chile, a donde permaneció hasta el 1898, desarrollado una
refulgente obra educativa y una gran
producción intelectual.
El maestro Eugenio
María de Hostos permaneció ausente de la República Dominicana durante doce
largos años, concretamente entre 1888 al 1900. Entre el 1898
y el 1899 estuvo en Puerto Rico en trabajos pedagógicos y de agitación
revolucionaria, hasta que fue llamado en el año 1900 por el Presidente Juan
Isidro Jiménez, para reorganizar el sistema educativo de la República
Dominicana, con el cargo de Inspector General de Enseñanza Pública.
Además de su puesto de Director de Enseñanza, fungía como Director de la
Escuela Normal de Santo Domingo, institución que había fundado veinte años
antes.
El Maestro Antillanista fue un sembrador de la crítica
y la razón; un moralista acrisolado; el procero cultor de la emancipación y el
más genuino profeta de la concienciación a través de la escuela, quien se
atrevió a denunciar la esterilidad del
dogma religioso en los procesos educativos, a renegar de la influencia del
catolicismo en el mundo escolar y a proponer una escuela laica.
Hostos fue un peregrino del saber racional y positivo
que caminó los confines del continente
latinoamericano esparciendo esperanza y sueños de emancipación.
El autor es Profesor UASD.