Como con cualquier otra enfermedad, es importante que conozcas las señales tempranas de la diabetes para poder identificarla desde sus inicios y evitar problemas en el futuro. Entérate aquí de los síntomas a los que debes prestar atención.
Detectar cualquier condición en sus etapas más tempranas es fundamental, y la diabetes no es la excepción. A menudo, los síntomas iniciales de la diabetes casi ni se notan, especialmente los de la del tipo 2, porque suelen ser muy leves, y es frecuente ignorarlos o atribuirlos a otro problema de salud. Sin embargo, si experimentas algunos de los síntomas que te indicamos a continuación, acude sin demora a tu médico para que te haga la prueba de diabetes. Si no se trata a tiempo, la diabetes puede dar lugar a complicaciones muy serias, que van desde problemas renales (en los riñones), cardíacos (en el corazón) y en los ojos (incluyendo ceguera), hasta una amputación o coma diabético, por nombrar algunos.
Entre los síntomas que te ayudan a identificar la diabetes en sus inicios están los siguientes:
1. Mucha sed y necesidad de orinar frecuentemente.
Ambas cosas son de las primeras señales típicas de la diabetes. La razón: si tienes diabetes, el exceso de glucosa o azúcar en la sangre se acumula, y tus riñones se ven obligados a trabajar más de lo normal para filtrarlo y absorberlo. Si tus riñones tienen dificultades para controlar los niveles elevados de azúcar, el exceso de glucosa se expulsa a través de la orina junto con los líquidos extraídos (que se sacan) de los tejidos. Eso te hace orinar con más frecuencia, lo que puede provocar deshidratación. Y mientras más líquidos bebas para calmar la sed que sientes, más orinas.
2. Fatiga.
Otro de los primeros síntomas de la diabetes es la fatiga sin motivos aparentes. La causa principal de esa fatiga o cansancio es que el cuerpo de un diabético no tiene la insulina que necesita para que el azúcar en la sangre entre en las células, en donde se convierte en energía energía (porque no produce suficiente o porque no funciona bien, hay resistencia a la insulina). Sin la energía que sirve de combustible para que el cuerpo pueda funcionar, la persona se siente extremadamente cansada. Hay otros factores que pueden contribuir a la fatiga, sobre todo la deshidratación, la obesidad y la presión arterial elevada o hipertensión que frecuentemente se asocian a la diabetes.
3. Pérdida de peso.
Un síntoma de la diabetes que también se puede presentar al inicio es la pérdida de peso sin motivos aparentes. Si orinar con frecuencia te hace perder glucosa, junto a ella también pierdes calorías. A la vez, la diabetes puede impedir que el azúcar que consumes con los alimentos llegue a tus células para convertirse en energía. Como tu cuerpo necesita energía para funcionar, como esa azúcar, esas calorías y esa energía no llega a las células, si padeces de diabetes probablemente tengas mucha hambre. El resultado de esta combinación es una pérdida de peso que puede ser rápida, sobre todo si tienes diabetes de tipo 1.
4. Visión borrosa.
Es otro de los síntomas de la diabetes que pueden presentarse al inicio de la diabetes es la visión borrosa. Muchas personas en las primeras etapas de la diabetes empiezan a notar problemas con su vista, especialmente visión borrosa. Los niveles elevados del azúcar en la sangre, que está flotando en el torrente sanguíneo, sacan líquido de los tejidos del cuerpo, incluyendo de los del cristalino de los ojos. La falta de líquido afecta la capacidad del ojo para enfocarse. Si no se controla o si se agrava, la diabetes puede dañar los vasos sanguíneos en la retina (la parte de atrás del ojo). En la mayoría de las personas, estos cambios tempranos no causan problemas significativos en la visión. Pero si la diabetes se agudiza o si los cambios progresan sin que se detecten, pueden dar lugar a la disminución en la visión (retinopatía diabética de diferentes grados) o incluso a la ceguera.
5. Llagas o magulladuras que demoran en sanarse e infecciones frecuentes.
Ambas cosas parecen ser más frecuentes en los diabéticos. No se sabe a ciencia cierta la causa. Puede deberse a que los niveles elevados de glucosa que interfieren con el proceso natural de sanación del cuerpo, y también su capacidad de combatir las infecciones. En las mujeres son frecuentes en particular las infecciones vaginales causadas por hongos y las infecciones de la vejiga (cistitis).
6. Entumecimiento o sensación de hormigueo en los pies.
Se debe a que la elevación del azúcar o glucosa en la sangre que puede dar lugar a daños en las terminaciones nerviosas o en los nervios (se conoce como neuropatía diabética). No se refiere a que en si cause ansiedad. Se refiere, por ejemplo, a una sensación de ardor en los pies.
7. Encías rojas, hinchadas o adoloridas.
La diabetes puede debilitar la capacidad de tu cuerpo para combatir los gérmenes, lo que aumenta la probabilidad de desarrollar infecciones en tus encías y en los huesos que mantienen los dientes en su lugar. Es posible que las encías se separen de los dientes y éstos se aflojen, o que se formen llagas en las encías, sobre todo si tienes una infección en ellas antes del comienzo de la diabetes.
Otros factores que debes tener en cuenta:
Tener sobrepeso.
Haber padecido de diabetes durante un embarazo (diabetes gestacional).
Tener antecedentes familiares de diabetes.
Es importante que te fijes en las posibles señales de la diabetes para detectar la enfermedad en sus inicios, antes de que tenga tiempo de ocasionar daños en tu organismo. Pero como la diabetes a veces no da síntomas al principio, lo mejor es que te hagas controles de los niveles de azúcar en la sangre durante tus chequeos médicos regulares. Si tus niveles están elevados, tu médico puede iniciar el tratamiento de inmediato.
Si la diabetes no se trata, puede causar daños serios en el cuerpo. Pero si sigues las indicaciones de tu médico y participas activamente en el tratamiento, estarás poniendo tu granito de arena para manejar la diabetes y llevar una vida normal y saludable.
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Seis alimentos que combaten el hígado graso
El hígado graso surge cuando este órgano comienza a tener dificultades para realizar sus funciones habituales por culpa de la acumulación de ácidos grasos.
El hígado graso se presenta con mayor frecuencia en pacientes con obesidad, alcoholismo o diabetes tipo 2. Cuanto antes se detecte el hígado graso y se mejore la alimentación, más rápido se puede revertir.
Aunque el médico puede prescribir algunos medicamentos, serán más efectivos si los acompañamos con un cambio en la dieta. Aquí tienes los alimentos que mejor combaten este problema.
1. Tamarindo
El tamarindo es una de las mejores frutas para combatir el hígado graso. Esta fruta tropical es deliciosa y de gran aporte nutricional. Al ser rica en fibra ayuda a mejorar la digestión mientras elimina el exceso de grasa.
Los ácidos insaturados del tamarindo actúan como descongestionante y protector del hígado. Para obtener todos estos beneficios puedes preparar una infusión.
Ingredientes
20 hojas de tamarindo
1 litro de agua
Procedimiento
Pon a hervir el agua y añade las hojas.
Deja reposar por 30 minutos y consume.
Puedes consumir esté té tanto frío como caliente.
Otra alternativa es tomar agua de tamarindo, que se prepara de la siguiente forma:
Ingredientes
100 g de tamarindo pelado y sin hueso
1 litro de agua
Procedimiento
Licúa el tamarindo con una taza de agua.
Mezcla el tamarindo licuado con el agua restante y bebe.
Puedes agregar un poco de miel o azúcar moreno para darle un sabor más agradable. Debes evitar usar edulcorantes artificiales, porque estos solo empeoran el problema de hígado graso.
Tanto la infusión como el agua pueden ser consumidos en cualquier momento del día, siempre que no te excedas. Una ingesta excesiva de tamarindo puede ocasionar malestar estomacal.
No olvides leer: Cómo preparar un licuado de aloe vera para depurar el hígado y quemar grasa
2. Legumbres
El consumo de legumbres es un remedio efectivo contra el hígado graso gracias a sus proteínas. Al ser bajas en calorías, también regulan el peso. Su contenido en fibra también reduce los niveles de colesterol, otro factor de alto riesgo para el hígado graso.
Al cocinarlas se debe evitar el uso de sal fina. Se puede usar sal gruesa siempre que se eviten los excesos. También se pueden combinar con algunas especias que mejoran sus sabor.
Lo único que se debe tener en cuenta a la hora de consumir legumbres es la importancia de evitar excesos. Media taza de cualquier legumbre al día es suficiente, en especial cuando la persona es diabética.
3. Fresas
Depurar el organismo es buena estrategia para disminuir los efectos del hígado graso. A través de este procedimiento eliminamos gran parte de las toxinas que se acumulan y nuestros órganos se limpian.
Las fresas son excelentes para depurar y desintoxicar por su alto contenido de fibra.
Al ser ricas en vitamina C fortalecen el sistema inmunológico y sus ácidos orgánicos previenen la acumulación de grasas. En caso de que ya las haya, como con el hígado graso, las elimina, desinfecta y desinflama.
Por su sabor no tendrás problemas al consumirlas. Puedes incluirlas en tu dieta crudas, solas o con yogur. También puedes usarlas para preparar batidos, panes, ensaladas o con cereales. Aquí te dejamos la receta de un batido delicioso y muy saludable con fresas.
Ingredientes
1 taza de fresas limpias (166 g)
1 taza de yogur natural bajo en grasa (245 g)
1 cucharadita de linaza (5 g)
Preparación
Licúa todos los ingredientes y consume de inmediato.
La principal ventaja de esta receta es que puedes cambiar las semillas para tener una dieta más variada. Puedes usar amaranto, semillas de girasol, lino, etc.
4. Limón
El limón es uno de los alimentos con mayores beneficios que puedes encontrar. Al ser rico en vitamina C y en antioxidantes, previene muchas enfermedades. Además, si ya tienes hígado graso, también puede ayudar a sanarlo.
Esta vez te hablaremos de un remedio que ha sido muy difundido en los últimos años: un vaso de agua con jugo de limón. Esta bebida es perfecta para combatir el hígado graso y mejorar la digestión.
Aunque el limón nos parece demasiado ácido, para nuestro cuerpo es alcalino. Esto significa que regula nuestros niveles de pH, muy importante para tener una buena salud.
Para este remedio solo necesitas un vaso de agua templada o tibia y el jugo de un limón. Revuelve muy bien y tómalo cada mañana en ayunas.
5. Granos integrales
Los alimentos ricos en carbohidratos simples deben quedar completamente fuera de tu dieta cuando tienes hígado graso.
Esto no significa que no puedas comer carbohidratos. Al contrario: estos son necesarios para tener energía y realizar todas tus actividades.
Lo recomendable es que elijas granos integrales, que también son ricos en fibra y facilitan la reducción de grasa.
Al incorporar estos productos en tu dieta evitarás los picos en los niveles de azúcar y aumento del LDL o colesterol malo.
¿Quieres conocer más? Lee: La importancia de los alimentos integrales en nuestra dieta
6. Espinacas
Las verduras de hoja verde siempre deben estar presentes en tu dieta, en especial las espinacas. Por su alto contenido de fibra son ideales para agilizar el tránsito intestinal. El ácido fólico regula las funciones de hígado y riñones.
Debido a que las espinacas son ricas en clorofila, absorben y eliminan las toxinas y grasas del hígado. En caso de que no seas un gran amante de las espinacas, considera incluirlas en batidos y aprovecha todos sus beneficios.
El hígado graso es un problema bastante común en quienes tienen una mala dieta. Elimina todos los riesgos consumiendo los alimentos que ayudan a depurarlo. Recuerda que nunca es demasiado pronto para combatirlo o eliminarlo.
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