Por:
Nélsido Herasme---
La población dominicanas, más que satisfecha, debe
sentirse identificada con la entrega del “Gran Soberano”, máximo galardón que
la Asociación de Coronistas de Artes (Acroarte) ha hecho a don Cuco Valoy en
franco reconocimiento a su larga y prolífica trayectoria musical.
Con el premio a este noble artista celebramos
también celebramos los 52 años del son en la República, a quien, además de don
Cuco, a su hermano Martín Valoy, quienes juntos le abrieron el apetito y las
puertas de par en par a este ritmo, que como parte de la cultura popular, es de
todo aquel que le corre sangre latina por las venas, muy propio de nuestra zona
caribeña.
Soy de los que entienden que no hay tiempo ni
espacio para discutir dónde nació el son como contagioso y melodioso género
musical, aunque sí hay que destacar que el etnólogo y antropólogo de Cuba,
Fernando Ortiz, investigó y demostró que este es hijo natural del Oriente,
donde se encuentran la Sierra Maestra y la ciudad de Santiago y que luego fue
transportado a La Habana.
Este cientista también consideró como el primer
son conocido al “Ma. Teodora” escrito hacia 1560 por las hermanas Micaela y
Teodora Ginés, dos negras libertas originarias del Santiago de República
Dominicana
En el año 2015, el son cumplió 50 años y Cuco,
Martín y el grupo sonero “Los Ahijados” fueron quienes pusieron a los
dominicanos en ambiente, cuando en plena Revolución de Abril de 1965, con “Las
Páginas Gloriosas”, tema de conciencia libertaria levantaron la moral de los
dominicanos ante las botas del invasor extranjero.
Fue para
esa fecha que le propusimos públicamente a los clubes nacionales soneros
que en los cincuenta años del este ritmo procedamos a rendir un merecido
tributo a don Cuco, a su hermano Martín
y a los Ahijados
Tal y como lo hacía en los escenarios soneros
nacionales y extranjeros, el ícono del baile José María Guerrero Encarnación
(Bonyé) con su inseparable pareja Inocencia Paredes (Chencha), el son es para bailarlo
y dibujar con los pies sobre la tierra.
Hay que
decir que el son dominicano sigue escribiendo hermosas páginas para la
historia, porque más gente se junta a disfrutarlo, por lo tanto en la escena
sonera no hay distingo. Profesionales, políticos, militares y extranjeros,
obreros y amas de casa al escuchar el son, se levantan a buscar su pareja.
El son, más que un baile de lujo de la
República Dominicana, es un estilo de vida.
El, como todo un caballero, vestidos de blanco, con sus pantalones sostenidos por breteles
y su sombrero de alas anchas y ella, en tacos y su vestido brillante cubriendo
sus rodillas, forman el binomio perfecto en el escenario sonero.
Con las pérdidas irreparables hace un tiempo de
Fernando Echavarría, Manolo Minaya, Santiago
Cerón, Bartolo Chalas (Bartolito) y el Songo Francis Santana, el son recibió
bajas sensibles, pero la fiesta sonera continúa. nviada a este portal www.realidadesdepedernales.com
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