Autor: Luis Brito
Como
algo inexplicable, el turismo en la región sur marcha a paso de tortuga. Muy a
pesar de sus encantos para convertirse en el principal destino turístico del
país.
El Presidente Danilo
Medina sentenció que la hora del sur había llegado con su gestión. Lo que hizo
pensar a muchos de sus pobladores que había llegado su mesías. Pero el tiempo pasa y aún no se ve la
voluntad de hacer realidad esa sentencia.
Es cierto que el
mandatario dio un paso importante con el rescate del estado de los terrenos de
Bahía de la Águilas, como también ha demostrado esfuerzos por explotar esa
maravillosa playa que encanta a todos los que la visitan. Pero a la vista de
los más acuciosos observadores esa voluntad del presidente de la República
marcha lento en el despegue turístico de esa región calificada como la más
pobre del país, pero la más rica en playas, bosques, ríos, lagos, lagunas,
flora y fauna.
Bellezas naturales como
el Lago Enriquillo, balnearios de aguas minerales de las Marías, las
plantaciones de viñedos y café, sus montañas, los lugares históricos de las
batallas de El Cambronal (hoy Galván), las Caritas de los Ríos, balneario de
aguas Sulfurosas, la Isla Cabritos, con sus
cocodrilos, iguanas y flamencos, las montañas con sus valles intramontaños, la
línea fronteriza con el famoso Mal Paso , Parques Nacionales, Sierra de Neyba,
de Bahoruco, la reserva forestal El Caobal, Jaragua, y Bahoruco, con su gran
biodiversidad y alto endemismo de orquídeas, begonias, y plantas xerófilas, la
laguna de Oviedo y su alto potencial para observar aves, cavernas con arte
rupestre y ríos subterráneos, área de buceo y pesca.
A lo que le agregamos
la famosa depresión altitudinal del Hoyo de Pelenpito, donde se refugió el
Cacique Enriquillo y los negros cimarrones. La isla Beata y Alto Velo, los
yacimientos de bauxita o alúmina, la vía panorámica Cabo Rojo el Acetillar, con
cambios brusco de temperaturas y vegetación en tiempo de 30 minutos, sus
fiestas patronales, el famoso Corral de los indios donde la cacica Anacaona
realizaba sus bailes o areitos, sus valles intramontaños, del Cercado y
Vallejuelo, los balnearios de sus ríos.
Más los altares de Papa
Liborio y los Mellizos de Palma Sola, sus manifestaciones mágico religiosas, el
Parque Nacional José del Carmen Ramírez, las presas de Sabaneta y Sabana Yegua,
el baile de los palos, o Atabales, la santería y brujería, los monumentos a la
batalla de Santome, Caamaño Deño, Orlando Rodríguez, Juan Bosch, Enriquillo, la
Catedral y su carnaval Barriga Verde.
Los primeros Ingenios
azucareros de América del siglo XVI de Boca de Nigua, el complejo de caverna
del Pomier con la mayor riqueza de este arte en las Antillas, el Balneario de
La Toma, los murales, en la iglesia Nuestra Señora de Reglas y en del Tirano
Trujillo, del famoso escultor Vela Zanetti, la Casa La Caoba, residencia del
Tirano, la artesanía de la Salinas, la Presa de Jiguey y Aguacate monumento a
la batalla de Las Carreras, los bailes de la Zarandunga, las impresionantes
Dunas de Baní, el solar de la Casa donde
nació el libertador de Cuba, Generalísimo Máximo Gómez, Las salinas y sus
playas.
También, las ruinas de
la Primera Azua de América, el Polo Magnético, de Polo Barahona, el balneario
de Los Patos, y San Rafael, con sus
aguas cristalinas, las plantaciones de Café, la Playa Saladilla, las minas de
Larimar son apenas las maravillas naturales de esta región compuesta por las
provincias de San Cristóbal, Baní, Azua, San Juan de la Maguana, Barahona,
Pedernales, Bahoruco e Independencia. Por donde de veras, debió comenzar el
desarrollo turístico del país.
Tomado de Elnuevodiario
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